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MARTIRES


Mi “Pueblito Viejo”, Socorro, es una tierra grandiosa llena de glorias e importantísimos personajes que lucharon por la libertad, maravillosos artistas y gente que entregó su vida por la patria. Ellos han sido los protagonistas de actos que parecen una fantasía.  Algunos pasaron de incógnitos, otros marcaron huella y traspasaron las barreras del tiempo y hoy día siguen enalteciendo esta bella tierra comunera que ha sido construida con el esfuerzo de los que ya murieron.
 
Mártires
 
 
Emigdio Benítez Plata

 

Fue un jurista (abogado), un “Maestro de Próceres” como el General Santander.  Emigdio Benítez fue fusilado en Bogotá el 6 de agosto de 1816.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Juan Francisco Obregón Plata
 
 Fue un líder socorrano que enfrento el régimen del terror dirigido por Pablo Morillo. Murió fusilado en el Socorro el 24 de Agosto de 1816.
 
 
 
 
 
 
 
José Lorenzo Plata y Martínez

Fue el promotor del 10 de julio, Independencia del Socorro, también el primer Presidente patriota del Estado Libre e Independiente del Socorro.



Miguel José Gómez Plata


Fue promotor de la Independencia.  Gómez Plata viajó por el extranjero, buscando armas para el Gobierno revolucionario, y fue condenado por el Consejo de Guerra, desde el 19 de noviembre, sentencia que autoriza Pablo Morillo. Fue fusilado el 28 de noviembre de 1816, en la plaza de San Francisco en Bogotá.  





 
María Antonia Santos Plata

 

(Nació en Pinchote, el 10 de abril de 1782 y murió en el Socorro el 28 julio de 1819).  
Fue una de las grandes heroínas de la Independencia de Colombia. Hija de Pedro Santos Meneses y Petronila Plata RodríguezLa guerrilla de Coromoro o de Santos fue la primera que se organizó y peleó contra los españoles durante los tres años de la Reconquista; uno de los jefes más importantes fue su hermano Fernando Santos Plata
 
El 16 de julio de 1819 se dictó la sentencia de muerte para Antonia Santos y el 28, a las diez y media de la mañana, fue ejecutada junto con sus compañeros Pascual Becerra e Isidro Bravo. En el momento de su ejecución, la heroína, fue acompañada por su hermano Santiago Santos, a quien le entregó sus alhajas de oro y su testamento; al oficial que la escoltaba le obsequió el anillo que llevaba puesto, para que en el momento en que cayera muerta la cubriera con una sábana. Un sargento la ató y le vendó sus ojos, y luego se abrió fuego, consumándose así su muerte. El día del sacrificio, la gente del Socorro se congregó en las fincas, y juraron continuar la guerra contra los españoles.
 
 

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